La vida en Dupti, es muy tranquila, nos hemos adaptado al horario etiope, nos levantamos entre las 6 y 7 de la mañana para evitar el sol ardiente, nunca mejor dicho de las 12, hora en la que la gente aprovecha para comer, terminando la jornada de 3 a 5.
El otro día en Addis estuvimos con Gil, que nos explicó su teoría de la vida en el desierto, en la que la gente funcionaba un poco más lento que en el resto del país. De esta forma ahorra energía. Pues imagínate, que para hacer un papel hay que ir al ministerio tanto por la mañana como por la tarde, así no cunde nada.
Los primeros días si que tarda un poco el cuerpo en acostumbrarse, no paras de beber agua, para ti hace siempre mucho calor, pero ahora que llevamos un día sin electricidad, te das cuenta que no hace tanto calor, porque podría hacer más, que ya no necesitas beber tanta agua, y eso lo mides por el número de veces que te acercas al baño, al primero ninguna y después ya empiezas, lo que te da la idea de que te sobra el beber agua.
Ayer por la tarde fuimos de compra, aquí ya los niños te conocen y cuando te ven, empiezan a gritar tu nombre, paco!, paco!, maría!, maría! Y otros nombres que han aprendido de voluntarios que han pasado por el proyecto, Nico!, Nico!. Aparte de esto, llegas a la tienda y se quedan en la puerta, mientras tu haces tus compritas, ant turú no?, que significa qué es esto?, kolo, responde, maíz. Sente no? Cuanto es? Arat bir kilo, cuatro bir el kilo. Ao, vale, y de repente te has agenciado con un kilo de maíz. Y así el resto, claro que entre el inglés y el amárico uno se va apañando, pero cuando falla todo y no sabes por donde salir o el nombre exacto, te metes detrás del mostrador, lo señalas o lo coges, solucionado el problema. No me puedo imaginar una cosa similar en España, vamos que te pegarían con el palo antes de entrar, y sigues comprando. Si la cosa es a granel, tampoco hay problema, coges un poco lo enseñas, lo pruebas y decides.
Así que vas comprando cuando escuchas, aló!, resulta que el negocio es tienda-locutorio, y mientras que vas comprando la leche, está una chica de Afganistán intentando llamar allá para hablar con alguien, claro que el otro no sabe ni de amárico, ni de afariña ni de otro idioma de la región, así que te ofreces y dices spanish o english, a tu manera, que más que inglés pareces de la Linea, un spanglish muy interesante, pero tampoco debe ser que sólo habla árabe. Cuelga el teléfono y comentarios de los idiomas, del farangi, ese soy yo, que si spanish, que si english, que nada que si buscamos quien hable árabe en el pueblo.
Quieras que no, ya te has integrado, te conocen para la siguiente y poco a poco te vas haciendo un pequeño hueco en el pueblecillo, claro que eso no dice que la próxima vez que compres alguno quiera pedirte uno o dos bir más de los que pagaste el día anterior, o quiera cuando vas acompañado de otra farnagi, preguntarte que por cuanto la vendes, 20 camellos quizá?, y a veces estas tentado, es broma.
La ventaja de tanta tranquilidad es que se trabaja bastante, sobre todo la mañana porque las tardes con el calor son un poco más complicadas, salvo que vayas al hospital, ya que en una de las habitaciones, con suerte cuando hay luz, funciona el aire acondicionado, menudo lujo. La verdad es que aquí empiezas a valorar o vuelves a valorar cosas que ya estabas dando por hecho en España, luz, agua corriente, nevera, claro que el aire acondicionado es otro super lujo, al igual que el coche. Vamos, que se te quita la tontería, a más de uno me gustaría verles aquí…..
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