La Florida

Cuando uno viaja al extranjero hace la maleta pensando en todas las situaciones y todas las cosas que quiere meter en ella. Así que compra colonia S3, desodorante Nivea, jabón Sanex, pasta de dientes Colgate, vamos lo que habitualmente compras cuando estás en casa, pero claro, al final todo lo que te llevas se acaba y es aquí cuando empiezas a descubrir realmente el país, y cambias al jabón Luxus, al papel higienico Velvet, el detergente Top, al agua mineral Abyssinia y a las galletas glucose, descubriendo nuevas sensaciones, pero tienes que seguir experimentando, no ya con las cosas, sino con uno mismo que tiene aún más emoción; así que después de 3 meses creo que ha llegado el momento de cortarme el pelo.


Con lo fácil que es en España, aquí la verdad es que se te pasa antes de todo por la mente, que con qué te lo cortará, que si es higiénico, cómo le digo al peluquero que lo haga de una manera o de otra…. Puff, la imaginación al poder, que es lo que siempre ocurre en estos casos. Así que después de haber tomado la decisión, ala! Me fui con Hamadu, el traductor a una barbería: “Florida”, el nombre evoca las palmeras, el mar, surfistas y cosas así, aunque en España un nombre así me daría más que pensar y sobre todo en cosas más extravagantes… Lo primero que pensé es qué suerte que no hay que esperar! ¿Será bueno?

Y chas! en un momento me encontraba sentado en la silla, las mismas que en España pero más amortizadas, con mi babero enrollado al cuello que me cubría todo el cuerpo. Ahora la decisión más complicada, cómo le explico como me gusta cortarme el pelo…. Así que nada, empecé a revisar las paredes con el cartel de los diferentes modelos de cortes, y como no, la pared en la que estaban pegados todos los jugadores de fútbol más famosos del mundo tanto ingleses, españoles, brasileños, etc., para ver si alguno de ellos se parecía a lo que quería; unos con trenzas, va a ser que no, calvo, todavía tengo que lucir melena, muy corto, tampoco….y así fueron pasando Beckham, Roberto Carlos, Ronaldiño, Zidane…. Uno tras otro, hasta que me fije en el peluquero y salvo las patillas estilo puñal todo lo demás me valía, una ayudita de Hamadu y empezamos el corte.

Determinado el corte, el peluquero cogió una maquina eléctrica y con un algodón empapó la cuchilla y la prendió fuego, la verdad es que con eso me quedé más tranquilo. Un rato ardiendo, la verdad, es que seguro que debe desinfectar algo o todo. Y manos a la obra, maquina por aquí, maquina por allá, sacudimos el babero, maquina por arriba, maquina por abajo, sacudimos el babero y así hasta cuatro veces.

Lo bueno de tener miopía, es que cuando te quitas las gafas dejas de ver lo que están haciendo y eso quieras o no, cuando te cortas por primera vez el pelo en Etiopía, se agradece. Maquina por un lado, maquina por el otro, pausa y tijeras, dios mío las tijeras, que eran como las que usábamos en el cole para recortar la cartulina, redondas y sin filo, así que imagínate peine para arriba, tijeras que más que cortar te mueven y te cogen el pelo, y chas! Pierdes uno o varios, porque atascarse, como las del cole, se atascaban un rato… más máquina, chis, chas, chis, chas y final.

Final, eso era lo que yo pensaba, porque después vinieron los líquidos, que si una loción por aquí, que si otra por allá y el masaje con una toallita, más que una toallita una parte de una toalla recortada como se ha podido con las tijeras del cole, claro. Pero lo mejor era el aroma de la toallita, me recordaba la vez que fui con mi hermano a una escuela de peluquería a cortarme el pelo,. El sabrá (decidimos no volver). Más masajito, agua, un peinado etiope y finito.

Era el momento de ponerme las gafas; sí que había podido distinguir que tras los primeros cinco minutos de calma los tres solos en la habitación, la parte de fuera de la barbería se había llenado de niños y gente para ver al “faranji” como se cortaba el pelo. El corte, al final, parecido al de Madrid, la Vicky es mucha Vicky y todo por 4 birr, al cambio 30 céntimos de euro!

Esta claro que la próxima vez repito en el “Florida”, aunque creo que iré pensando un cambio de look estilo David Beckham o uno más radical estilo Zidane…. no se, no se…

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